News
Phelps: del Olimpo a la depresiòn
- 17/02/2025
- Posted by: Graffi Brunoro Elena
- Category: Articoli
Cuando en el deporte se alcanza el estatus de campeón, las medallas comienzan a acumularse y la fama otorga reconocimiento a nivel mundial, el público suele cometer un error frecuente: considerar al atleta exclusivamente como un deportista y no como un ser humano, con sus virtudes, defectos y fortalezas, pero sobre todo con los momentos de crisis que cualquier persona puede experimentar en la vida. Estas dificultades pueden surgir en cualquier momento: al inicio de la carrera deportiva, tras una lesión o incluso después de haber alcanzado la cúspide del deporte mundial. Esta última fue la situación de Michael Phelps, el “tiburón de Baltimore”, quien, tras ganar una Olimpiada, comenzó a sufrir de depresión. Pero retrocedamos en el tiempo para comprender mejor su historia.
LA HISTORIA DE PHELPS
Michael Phelps nació el 30 de junio de 1985 en Baltimore, Maryland (Estados Unidos). A los siete años comenzó a nadar para complacer a su madre, pero a los diez ya destacaba al establecer un récord nacional en los 100 metros mariposa, un hito que cambió su vida. Inició su entrenamiento con quien se convertiría en su entrenador de por vida, Bob Bowman, y a los quince años se convirtió en el nadador masculino estadounidense más joven en clasificarse para unos Juegos Olímpicos, compitiendo en Sydney 2000 y finalizando en quinta posición en los 200 metros mariposa. Solo un año después, con quince años y nueve meses, batió el récord mundial de los 200 metros mariposa en los Campeonatos Mundiales de Fukuoka 2001, convirtiéndose en el nadador más joven de la historia en establecer un récord mundial.
En los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, igualó el récord de Alexander Dityatin, gimnasta ruso, al ganar ocho medallas en una sola edición: seis de oro y dos de bronce. Cuatro años después, en los Juegos de Pekín 2008, logró la hazaña histórica de ganar ocho medallas de oro en una sola Olimpiada, convirtiéndose en el atleta más exitoso en una misma edición. Su legado continuó con su participación en Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, alcanzando un total de veintiocho medallas olímpicas, veintitrés de ellas de oro, lo que lo consolidó como el atleta olímpico más condecorado de la historia.
Para ponerlo en perspectiva, si Phelps fuera un país, ocuparía el puesto treinta y cinco en el medallero olímpico de todos los tiempos, superando a naciones como Jamaica o Argentina. No obstante, como se mencionó anteriormente, su vida no fue solo triunfos y reconocimientos.
EL SUFRIMIENTO OCULTO
El primer episodio de dificultad en su vida llegó tras su segunda Olimpiada en 2004, cuando comenzó a sufrir de depresión y a consumir drogas ligeras como mecanismo de afrontamiento. Phelps confesó: “Las drogas eran una forma de escapar de cualquier cosa de la que quisiera huir. Me sentía solo, cuidándome a mí mismo día tras día, intentando resolver todo aquello de lo que escapaba”.
En 2012, tras los Juegos Olímpicos de Londres, se retiró de la natación debido a problemas de salud mental. Dos años después, fue arrestado por conducir bajo los efectos del alcohol y, en un documental de HBO, reveló cómo la vida como deportista de élite lo había desgastado: seis años sin faltar a un solo entrenamiento, despertarse cada día a las 6:30 a. m., veinticinco horas semanales de natación (sin contar el entrenamiento en el gimnasio) y una dieta de más de 10.000 calorías diarias. Todo esto sin desviarse ni un solo día.
Describió este ritmo como “una adicción, una compulsión, un miedo al fracaso y la necesidad constante de encontrar una forma de ganar. Y luego, cuando el show termina, ¿qué queda? No hay jubilación, no hay bonificaciones, no hay patrocinadores”. Según Phelps, aproximadamente el 80% de los atletas olímpicos sufren de depresión después de los Juegos, un fenómeno denominado “Post-Olympic Blues” (Diment, Stagis & Kuettel, 2023). Este término engloba diversas experiencias comunes entre los atletas: el estrés y las expectativas vinculadas al evento, la frustración por no alcanzar los objetivos, la pérdida de propósito, la falta de apoyo psicológico y la carencia de estrategias para afrontar los desafíos emocionales y profesionales tras la competición (Howells & Lucassen, 2022).
EL RENACIMIENTO
Tras su arresto, su estado emocional se hizo público, y Phelps declaró: “Estaba muy deprimido. No quería seguir viviendo. Pero luego me dije a mí mismo que había otras opciones por explorar, que debía buscar ayuda. Acudí a un centro de tratamiento donde pude profundizar en mi ser, comprender por qué soy como soy, por qué actúa de determinada manera y por qué llevo conmigo ese peso, ese estrés y esas preocupaciones”.
Gracias a la psicoterapia, logró recuperarse de la depresión y regresó a la piscina para disputar su última Olimpiada en 2016, consolidándose como el atleta más grande de todos los tiempos. Actualmente, Phelps se dedica a la concienciación sobre la salud mental, colaborando con organizaciones como Talkspace y apoyando la campaña “Permission Slip” para erradicar el estigma en torno a los problemas psicológicos. Además, participa en eventos como el World InnovationSummit for Health, promoviendo el bienestar mental y el apoyo a los atletas.
La historia de Phelps nos recuerda que ser el mejor del mundo en un deporte no exime a nadie del sufrimiento, la ansiedad o la depresión. En definitiva, todos podemos necesitar ayuda en algún momento.
A cargo del Dr. Andrea Testolin
Dr. Alessandro Bargnani | CEO CISSPAT Lab
Bibliografía
Diment, G. M., Stagis, N. D., & Kuettel, A. (2023). *What is this Thing called “Post-OlympicBlues”? An Exploratory Study Among Danish Olympic Athletes.* Scandinavian Journal of Sport and Exercise Psychology, 5, 21-30.
Howells, K., & Lucassen, M. (2018). *‘Post-Olympic blues’ – The diminution of celebrity in Olympic athletes.* Psychology of Sport and Exercise, 37, 67-78.
https://es.wikipedia.org/wiki/Michael_Phelps