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El error que fortalece: la antifragilidad, la clave para convertir las derrotas en superpoderes
- 03/11/2025
 - Posted by: Graffi Brunoro Elena
 - Category: Artículos
 
Durante años, la resiliencia ha sido la palabra de moda en el mundo del deporte y la psicología. Es un concepto noble que describe la capacidad de un atleta o un equipo para resistir los golpes, absorber el impacto de una lesión o una derrota y volver rápidamente a su estado físico anterior. Etimológicamente, como sugiere el término latino resilire, es un «saltar hacia atrás», un retorno a la forma original después de haber sido doblado. El atleta resiliente es aquel que se recupera, se levanta y sigue adelante. Sin embargo, el mundo del rendimiento ha comenzado a mirar más allá de la mera recuperación, adoptando una filosofía más ambiciosa: la antifragilidad.
Más allá del retorno: aprovechar el estrés
La antifragilidad no es lo contrario de la fragilidad (que se rompe bajo estrés), ni de la resiliencia (que resiste el estrés). La antifragilidad es una propiedad de aquellos sistemas que no solo resisten, sino que se benefician activamente del caos, la incertidumbre y los acontecimientos adversos. Imaginemos un puente: si es resiliente, resistirá una tormenta y permanecerá intacto. Si es antifrágil, saldrá de la tormenta más robusto, con una estructura reforzada precisamente por las tensiones sufridas. Esta es la diferencia crucial aplicada al deportista: el deportista resiliente afronta la dificultad y vuelve a su nivel inicial; el atleta antifrágil las utiliza como catalizador para alcanzar un nivel de rendimiento superior. El evento negativo se convierte, en esencia, en un evento transformador. Esta dinámica encuentra una base biológica en el concepto de hormesis, según el cual una dosis subtóxica o moderada de estrés, como la carga de entrenamiento o la presión de la competición, estimula una respuesta adaptativa que conduce al fortalecimiento. El cuerpo, ante una amenaza manejable, reacciona hipercompensando, generando recursos más fuertes y rápidos que los iniciales. Este mecanismo de potenciación orgánica, replicado a nivel psicológico, es el motor de la antifragilidad.
El error como materia prima
Esta perspectiva encuentra su aplicación más profunda en la psicología y el coaching. Se basa en la idea de que la exposición controlada y suficientemente exigente a factores de estrés (adversidades, errores, derrotas) no debilita, sino que proporciona los estímulos necesarios para desarrollar nuevos y mejores recursos. El entrenador que cultiva la antifragilidad sabe que el verdadero crecimiento no se produce en la zona de confort, sino en el espacio intermedio y productivo que llamamos zona de aprendizaje. Es aquí donde el deportista se ve obligado a movilizar recursos y afrontar la incertidumbre. Para el deportista antifrágil, el error no es un fracaso que hay que ocultar o justificar, sino una valiosa materia prima. No hay lugar para las excusas, que justifican el error e impiden su análisis, ni para el perfeccionismo, que se alimenta del miedo paralizante a equivocarse. El enfoque es estructurado: cometer el error, analizarlo sin juzgar, comprometerse a resolverlo y así lograr el crecimiento. Este proceso circular — error, análisis, compromiso, crecimiento— alimenta la autoeficacia y la esperanza, recursos intrínsecos que se derivan de la demostración práctica de que se puede superar el obstáculo.
Una ventaja a largo plazo
Si la resiliencia ofrece una ventaja a corto plazo, al permitir recuperar rápidamente los niveles de rendimiento anteriores, la antifragilidad garantiza una ventaja a largo plazo, lo que conduce a un aumento permanente del funcionamiento individual. Esto empuja a los entrenadores a abandonar la tendencia a proteger, exponiendo estratégicamente a los miembros del equipo a entrenamientos exigentes, caóticos y situaciones inesperadas. No se trata de complicar la vida sin motivo, sino de cultivar en cada atleta la capacidad de utilizar la dificultad y la incertidumbre para su propia transformación y potenciación. Para comprender plenamente la antifragilidad, imagina que estás navegando: la resiliencia es la capacidad del barco de no hundirse cuando hay viento en contra; la antifragilidad es la capacidad del navegante de orientar la vela para aprovechar ese viento y navegar más rápido y más lejos que antes. El evento adverso no solo se soporta, sino que se utiliza de forma activa y estratégica para lograr un resultado superior. Es el arte de dejar que el estrés no solo no te derrote, sino que te haga indiscutiblemente mejor.
Escrito por Sara Tosello
Alessandro Bargnani | CEO Psicologos Deportios Oficial
Referencias:
Olivari, P. J., & Vitali, F. (2021). Avances recientes sobre la resiliencia en el deporte: una revisión. Rassegne, (5). Asociación Italiana de Psicología del Deporte y el Ejercicio (AIPS).
Carlevaro, F., Castagno, C., & Magno, F. (Eds.). (2021). SPORT & OLTRE | Las nuevas fronteras: una visión integral. Il leone verde Edizioni.
Kiefer, A. W., Harrison, H. S., Silva, P. L., & Araújo, D. (2018). Antifragilidad en el deporte: Aprovechar la adversidad para mejorar el rendimiento. Psicología del deporte, el ejercicio y el rendimiento, 7(4), 3.