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Copia di Deporte y DCA
- 16/09/2024
- Posted by: delmondo imperatore
- Category: Senza categoria
Deporte y DCA
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) están clasificados por el DSM5 como trastornos psiquiátricos
caracterizados por una relación patológica con la comida o una conducta de control del peso.
La preocupación por el propio cuerpo y su forma desempeña un papel fundamental en el desarrollo de los trastornos
alimentarios más conocidos (anorexia nerviosa y bulimia nerviosa) y juega un papel clave tanto en la génesis como en el
mantenimiento del trastorno.
Estos trastornos también están presentes en el mundo del deporte, que en ciertos casos puede convertirse en un caldo
de cultivo debido a las elevadas expectativas y a los altos niveles de perfeccionismo.
Especialmente en el periodo de la adolescencia, que se caracteriza por cambios considerables, hormonales, físicos y
relacionales, los factores de riesgo son considerables y en algunos entornos deportivos en los que el nivel de exigencia es
alto se requiere un determinado rendimiento físico que puede aumentar el riesgo.
La disponibilidad de personal experimentado en los clubes deportivos, con conocimientos sobre la dinámica, los signos
y los síntomas de estos trastornos, podría resultar crucial para detectar estos trastornos en una fase temprana,
especialmente los definidos como “subumbrales”, es decir, aún no plenamente desarrollados.
De hecho, se ha observado que muchos deportistas la padecen y el seguimiento continuo de la nutrición podría ayudar.
En algunas disciplinas deportivas, los deportistas de élite, hombres y mujeres, siguen un riguroso régimen de
entrenamiento y llevan una vida altamente competitiva que puede poner en riesgo su salud. Los hábitos alimentarios de
un deportista pueden parecer inusuales o incluso excesivos a los ojos de quienes no practican deporte: el control de las
calorías, la elección de los alimentos y la gestión del peso están estrechamente ligados al rendimiento atlético, todo ello
supervisado por un nutricionista deportivo cualificado. Estos aspectos suelen ir acompañados del objetivo de mantener
una buena salud, centrándose en qué incluir en la dieta más que en qué excluir, para mejorar el rendimiento sin
comprometer el cuerpo y la mente. Sin embargo, llevar estos comportamientos al extremo puede conducir a la aparición
de verdaderos trastornos alimentarios.
La actividad física puede tener un doble impacto en los trastornos alimentarios: por un lado, si se practica de forma
saludable, puede ser un factor protector de la imagen corporal, la autoestima y el equilibrio emocional; por otro, puede
convertirse en un factor de riesgo, ya que la atención prestada al peso y a la forma física puede llevar a restricciones
alimentarias, a menudo para compensar la insatisfacción corporal. En algunos casos, los trastornos de la conducta
alimentaria (TCA) pueden estar estrechamente relacionados con la práctica deportiva, mientras que en otros son el
resultado de causas ajenas al deporte.
Los riesgos específicos que pueden encontrarse en el contexto deportivo incluyen:
• Personalidad: la baja autoestima, el perfeccionismo y los rasgos obsesivos predisponen a la aparición del trastorno
• Inicio precoz de la actividad deportiva: los cambios físicos del desarrollo pueden perjudicar el rendimiento
deportivo y el deportista puede experimentar este cambio con frustración y con el deseo de volver a adaptar su
cuerpo a los estándares anteriores.
• Acontecimientos traumáticos/lesiones: pueden obligar al deportista a interrumpir su actividad deportiva. El
cambio de rutina puede provocar un aumento de peso.
• Comportamiento del entrenador
• Género
El trastorno alimentario repercute no sólo en el bienestar mental, físico y social del sujeto, sino también en su rendimiento
deportivo. Evidentemente, las consecuencias dependen del tipo de DCA desarrollado, pero generalmente están
relacionadas con la fatiga, el aumento de los calambres musculares, las dificultades motoras, la pérdida de masa
muscular, las dificultades de coordinación y las alteraciones electrolíticas.
¿Qué se puede hacer para frenar y contrarrestar el problema?
Una buena relación entre entrenador y deportista ya ayuda a crear un entorno seguro para el diálogo, pero hay otras
acciones que los entrenadores pueden llevar a cabo para fomentar un clima que reduzca el riesgo de desarrollar
trastornos alimentarios en individuos vulnerables. Estas acciones incluyen: aclarar falsos mitos y malentendidos sobre
la relación entre la ingesta de energía y nutrientes, la dieta, el peso, la composición corporal y el rendimiento deportivo;
educar para reconocer y valorar esta relación; reiterar las limitaciones de utilizar mediciones de grasa corporal; y evitar
pesar a los atletas en público, dejando estas mediciones en manos de dietistas y psicólogos cualificados.
El problema no radica en ser deportista, sino en ser deportista de élite en un deporte que promueve la delgadez excesiva
como medio para mejorar el rendimiento, unido a un conocimiento limitado de la nutrición adecuada y a la ausencia de un
equipo cualificado que pueda orientar al deportista en la gestión de la dieta, previniendo o reduciendo el riesgo de
desarrollar un Trastorno de la Conducta Alimentaria.
Por lo tanto, podemos concluir argumentando la importancia de la salud mental, que en contextos deportivos puede
favorecer o perjudicar el rendimiento. Por lo tanto, es necesario, especialmente en el caso de los deportistas
adolescentes, que también se les haga un seguimiento en términos de salud mental y nutrición.
Por Dra Baricca Greta
Dr. Alessandro Bargnani | CEO Cisspat Lab
BIBLIOGRAFÍA
A.P.A. (2023). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Quinta Edición. Revisión del texto. Milán: Editorial Raffaello Cortina.
Vanini A., Marucci S., Dalla Ragione L., Sport in adolescence and Eating Disorders: relationship with body image disorder.
Caterina Massaferro, relatrice Lea Ferrari.Disturbi del comportamento alimentare e sport: analisi dei fattori di rischio che predispongono gli atleti ai DCA